En este caso la restauración de un ícono de la relojería un RELOJAZO en toda regla.
El fantástico Memovox de la finísima manufactura Suiza Jaeger-LeCoultre. Son relojes con alma, con un encanto particular que me atrajo desde el minuto cero.

No se veía la marca en la primer foto que me llegó pensé en un Vulcain «Criquet» porque no quería pensar que era un Memovox, solo lo deseaba.
Finalmente dí en la tecla, el premio gordo, restaurar un JLC de carga automática con rotor de martillo de media vuelta! Un reloj que me encantaba desde siempre por el romanticismo que propone «La voz de la memoria»
El reloj hacia Tic-TAC pero no daba bien la hora, y la cuerda no aguantaba ni un día con precisión. Un año después el hechizo se concretó!
Hubo semanas de trabajo planificado. Horas de estudio previo antes de meter mano. Este es de los relojes que hay que tocar cuando uno se siente iluminado por la profesión relojera. Y sobretodo saber cuando soltar y dejar hasta la próxima iluminación.
En este caso, hicimos una restauración integral. Por un lado la parte mecánica sería complicado dejarlo digno porque tenia óxido, y lo peor varias intervenciones anteriores, por lo menos cuatro que estaban firmadas. en el interno de la tapa de acero. Y se veían marcas en la platina puenteando los puentes para que el reloj funcionara.
Las esferas estaban picadas por el paso de los años y los indicadores también. A fuerza de cambrón los iluminamos uno por uno cada indicador. Quedó muy digno!
Hubo que fabricar algunas herramientas que no tenia a mano, y crear accesorios que ayudaran al armado. Este modelo tiene un puente principal donde convergen la mayoría de los ejes y si uno no va bien. El reloj no funcionará.
La maquina tiene dos cuerdas, en dos tambores. En este caso es un reloj de cuerda manual por lo que uno de las cuerdas se carga con el rotos del sistema automático de media vuelta, de golpe o «bumper». Y con la corona se le hace un apoyo cada vez que el reloj se haya detenido por estar fuera de la muñeca. La otra cuerda se remonta manualmente desde la otra corona y almacena la energía para la alarma.
Tengo que decir que este fue uno de los trabajos mas complejos dada la complicación de alarma con cuerda independiente, es como reparar dos relojes en uno. O Peor, un reloj dentro de otro e conectado y coordinado. Sin dudas EL DESAFIO!
Hubo que recurrir a grandes maestros relojeros y visitar otros talleres, volver a la escuela y buscar fornituras específicas por todo el planeta. Los repuestos son carísimos y muchas veces no llegaban lo que había publicado. Desde Inglaterra, España y Australia con amor hicieron lo posible para devolver una parte de la inversión. Una locura que por momentos se hizo cuesta arriba.
Los plazos de entrega se pospusieron por causas personales, mudanza, nuevo taller, inundación, nacimiento de mi primer hija. Todos hizo que se vuelva un tema primordial y hasta me daba vergüenza hablar con el cliente para comentar que íbamos bien solo que mas lento. Ahí se trata de confianza y nada mas!
Por suerte ex-compañeros de la escuela de relojería y hasta el mismísimo padre de la relojería moderna Hugo M. me animó a seguir poniendo su manos y su taller de ultima tecnología al servicio de este fantástico guarda-tiempos!
